Primeras semanas de apertura.

Para asegurar un arranque con fuerza la primera celebración debe ser con nuestro equipo, recordemos que ellos son nuestra fuerza y lo primero que ve el cliente al entrar en nuestro establecimiento, nada de lo que hagamos tendrá tanta repercusión como el hecho de tener un equipo que esté realmente motivado y feliz de volver a estar juntos. Dependiendo cada  situación nos determinará el tipo de celebración que podría ir desde un desayuno antes de empezar, una comida el día previo a la apertura…

Seamos transparentes con todo el personal. Transmitamos la situación sin demasiado maquillaje, pero sin ser catastrofistas. Debemos mostrar preocupación por la situación vivida y al mismo tiempo ser capaces de dejar la angustia atrás y dar motivos para ser optimistas si hacemos las cosas bien.

Dejemos claras las responsabilidades y retos de cada uno. Pongamos objetivos alcanzables durante las primeras semanas, no queramos recuperar el tiempo perdido en una semana, ya que esto provocará frustración y desánimo. Los objetivos deben ser claros, medibles y con un timming concreto para poder ver su evolución. Dentro de las  responsabilidades del equipo hay tareas que encajan mejor en cada miembro, por eso debemos de tenerlos en cuenta a la hora de delegarlas. Párate a pensar cuál es el punto fuerte de tus vendedores para poder sacarles el mayor partido.